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La carencia de docentes en el África subsahariana compromete la recuperación de la educación

Las nuevas previsiones que se publicaron el pasado 21 de julio revelan que es necesario invertir más y mejor en los docentes y en la enseñanza para que los niños y jóvenes africanos puedan tener acceso a una educación de calidad.

Según nuevas estimaciones, África subsahariana necesita 11 millones de docentes suplementarios para garantizar una educación de calidad de todos los educandos. Para alcanzar los objetivos en materia de educación de aquí a 2030, la región deberá contratar un total de 15 millones de docentes suplementarios.


La nota de sensibilización Closing the gap – Ensuring there are enough qualified and supported teachers in sub-Saharan Africa [Cerrar la brecha: garantizar suficientes docentes calificados y respaldados en el África subsahariana], ha sido publicada por el Equipo Especial Internacional sobre Docentes para la Educación 2030, que acoge la UNESCO.


La nota muestra que, a pesar de los logros alcanzados en estos últimos cinco años, la contratación de nuevos docentes ha sido demasiada lenta y muchos países deben incrementar el número de docentes contratados cada año.

Entre los países de la región, Chad, Malí, Níger y la República Centroafricana, deberán efectuar el mayor incremento del número de docentes contratados en la educación primaria (6% o más de crecimiento anual).

En lo relativo a la educación secundaria, se necesita un crecimiento anual aún mayor: varios países, entre los que figuran Burundi, Chad, Mozambique, Níger, la República Centroafricana y la República Unida de Tanzania deben alcanzar un crecimiento anual superior al 10%.


Los países necesitan docentes dotados de las competencias necesarias para que puedan proporcionar una educación de gran calidad a niños y jóvenes. Sin embargo, debido al aumento de las tasas de escolarización en las últimas décadas, muchos docentes no tienen la cualificación requerida.


En 2000, un promedio de 84% de los docentes de primaria poseía las competencias mínimas requeridas, con respecto a solo el 65% en 2019.


La proporción alumnos/docentes cualificados en el África subsahariana ha mejorado últimamente en lo relativo a la educación primaria, pero sigue siendo alta. En promedio, por 58 alumnos del nivel primario hay un docente capacitado, mientras que en el secundario la proporción se acerca a 43 alumnos por docente capacitado.


Mientras mayor sea la proporción alumno/docente capacitado, más se reduce el tiempo de enseñanza presencial o personalizada, y más bajo es el nivel de suministro de una educación de calidad.


La región del África subsahariana sigue siendo la que posee el menor porcentaje de maestras de educación primaria, con apenas un 50%. En la educación secundaria, las docentes representaban el 30% del conjunto de docentes en 2018.


A escala nacional, la escasez de maestras es particularmente crítica en las zonas rurales, algo que tiene repercusiones considerables en la escolarización de las niñas, ya que las maestras desempeñan un papel positivo en incitar a las niñas a escolarizarse y en garantizar que permanezcan en la escuela.


Se necesitan recursos para contratar una mayor cantidad de nuevos docentes, así como para retener tanto a los que comienzan como a los que ya ocupaban sus puestos. La encuesta demuestra que, incluso cuando los países cubren la mayor parte de sus costos de educación, aquellos que tienen bajos ingresos necesitarán apoyo financiero externo para financiar los costos no salariales esenciales, fundamentalmente los relacionados con la formación inicial y continua de los docentes, la preparación para el aprendizaje híbrido, el acceso a las TIC y la mejora de las condiciones laborales.


Por ejemplo, Burkina Faso hace frente a un déficit de financiación de 97 millones de dólares estadounidenses para garantizar la formación de los docentes y aplicar otras intervenciones durante el periodo 2021-2025.


Para proporcionar a los docentes la formación inicial y continua indispensable, será necesario aumentar tanto la financiación a escala nacional como la ayuda internacional. Además, será conveniente aplicar mejores políticas y gobernanza para garantizar la rentabilidad y la eficacia de los gastos.

La crisis de la COVID-19 puso de relieve la importancia de los docentes, pero también las difíciles condiciones laborales en las que muchos enseñan. Los datos revelan una gran carga de trabajo y altos niveles de fatiga profesional, ya que se les ha pedido que apoyen a las comunidades y que garanticen la continuidad pedagógica con poca o ninguna preparación o apoyo. Los países y la comunidad internacional se están centrando en la recuperación de los sistemas educativos, mediante programas de recuperación ambiciosos para compensar las pérdidas de aprendizaje, lo que significa que el apoyo y la preparación de los docentes serán más cruciales que nunca. Pero sin un mayor número de inversiones suplementarias en materia de desarrollo profesional de los docentes, gobernanza y rendición de cuentas, es poco probable que estas aspiraciones puedan hacerse realidad.

El Equipo Especial sobre Docentes ha realizado un llamamiento a que se invierta más en los docentes y en la enseñanza para garantizar que todos los educandos tengan acceso a un docente calificado y que recibe apoyo de aquí a 2030. Este equipo recomienda a los gobiernos y asociados a tomar las siguientes medidas:

  • Elaborar políticas holísticas relativas a los docentes y costearlas adecuadamente, especialmente en los países en donde la escasez es más aguda. Estas políticas ayudarán a que los países puedan determinar en dónde se necesitan más docentes, en particular en las zonas desfavorecidas, así como a identificar las intervenciones más rentables y los ajustes que deben llevarse a cabo.

  • Incrementar los recursos nacionales disponibles para la educación y garantizar que los docentes reciban un salario digno. Los presupuestos nacionales de educación deben aumentarse o mantenerse para garantizar que alcancen el nivel de referencia acordado a escala internacional, es decir, del 15% al 20% del PIB.

  • Aumentar la financiación internacional para la educación haciendo hincapié en los docentes y la enseñanza, en particular en materia de formación inicial y continua.

  • Mejorar la preparación, el apoyo y las condiciones laborales de los docentes para reducir la deserción y garantizar su permanencia, en particular, en lo relativo a los docentes jóvenes. Se debe actuar con urgencia para proteger a los docentes, ya sea de los ataques contra las escuelas o de la COVID-19.

  • Recopilar más datos comparables a nivel nacional e internacional, para mejorar la planificación relativa a la financiación de la educación y de los docentes y garantizar que las inversiones realizadas arrojen los resultados deseados.

El Equipo Especial Internacional sobre los Docentes para la Educación 2030 es una red mundial de más de 155 miembros (entre los que figuran países, miembros de las Naciones Unidas y organizaciones regionales, organizaciones de la sociedad civil, cuerpo docente y fundaciones) que trabajan en favor de los docentes y de los problemas vinculados con la enseñanza. La Sede de la UNESCO en París acoge la Secretaría del Equipo.

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